Cuando hablamos de malestar emocional, a veces hay personas que me piden una herramienta concreta para dejar de sentir muchas cosas: no sufrir más, no enfadarse, perder de vista la ansiedad, ser capaz de evitar las rayadas y paja mental que invaden sin pedir permiso…
El caso es que cuando nos encontramos mal, o tenemos síntomas como dirían en ambientes más sanitarios, el cuerpo nos está lanzando mensajes. “Eh, esto no te está gustando del todo. No estás cómode con la situación”. Y en muchas de esas ocasiones lo pasamos por alto y tiramos adelante – resulta que también en la mayoría de esas veces lo hacemos porque la propia sociedad nos lo demanda, por ejemplo, cuando en un trabajo que de por sí es precario nos tratan con la punta del pie pero tragamos con el malestar porque necesitamos sobrevivir económicamente y, si te lo cuestionas, petas. En este escenario, nos llegan mensajes que hablan de quitarnos lo malo y simplemente empezar a estar bien, sin darle espacio al malestar o a las sensaciones que nos resultan desagradables, como cuando nos dicen “no te enfades, que no merece la pena”. Bueno, igual si no me enfado, la pena va a ser la úlcera que puedo llegar a tener en unos meses.
Aunque sea duro, desagradable, una mierda, uno de los caminos que podemos transitar cuando estamos mal es, precisamente, permitirnos estar ahí.
Desde ahí quizás visibilicemos algo respecto a qué está pasando o qué no nos está gustando. Si es algo en lo que podamos o queramos hacer algo ya se verá después; escuchar al cuerpo tampoco necesariamente se traduce en afrontar inmediatamente y poner soluciones eficaces (que por otro lado, hay situaciones que no las tienen). Además, si lo que quieres es dejar de sentir algo desagradable, una de las “herramientas” es permitirse sentirlo. Negar la rabia o la tristeza quizás se traduzca en más rabia o tristeza, pero sentirlo y/o expresarlo como puedas y quieras puede ayudarte a que la sensación sea menos intensa y sentirte más aliviade. Pero si ahora mismo no estás preparade o no tienes fuerza para permitirte sentir ese algo desagradable y necesitas evitarlo un tiempo también está bien. Cada une a su ritmo y con calma.
Por ejemplo, volviendo a la cuestión laboral, supongamos que compatibilizas varios trabajos precarios para sobrevivir y en los que encima te tratan mal: igual viene bien permitirse poder despotricar con toda la rabia que te genera en tus espacios seguros, llorar las injusticias que percibes… Quizás esto ayude a sentirse, al menos, más aliviade emocionalmente. Y si desde ahí más adelante quieres hacer algo con eso, genial, pero si no, genial también.
Y por supuesto, en permitirse estar mal también entra el permitirse pedir la ayuda y el apoyo que se necesite para sostener el malestar y transitarlo, además de rechazar la ayuda que no nos venga bien o que no estemos en disposición de aceptar.
Recuerda: tus ritmos y lo que es aceptable para ti lo marcas tú.
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Muy buen post, felicidades por el blog!!!!
Muchas gracias!
Un articulo muy interesante. Muchas gracias por la información. Un cordial saludo.
Muchas gracias! Me alegro de que te haya resultado interesante.
Me a encantado!!! Gracias
Gracias a ti por tu comentario!
Creo que es muy acertada está publicación por qué todos no llevamos el mismo ritmo y todos no sentimos igual , así me he sentido yo muchas veces y asi sigo sintiendo de vez en cuando
Muchas gracias por tu comentario! 🙂