La supervisión de casos es fundamental en psicología. Permite evaluar y valorar el proceso terapéutico que se está desarrollando.
Personalmente, superviso casos desde que empecé a trabajar en consulta. Me parece una herramienta fundamental para despejar dudas y poder plasmar inseguridades y miedos de les terapeutas. Además, puede ayudarnos a entender que determinados procesos terapéuticos nos susciten aspectos que tienen que ver con la historia de quienes acompañamos en terapia.
Desde el enfoque sistémico (y en psicología en general) una de las claves en la terapia es la relación entre terapeuta y usuarie
Esta es una relación intensa y significativa. Se movilizan aspectos que tienen que ver tanto con las experiencias y apegos del usuarie como del terapeuta. Siendo así, es importante contar con una visión externa que permita valorar qué está ocurriendo en dicha relación que pueda favorecer o dificultar que el proceso terapéutico siga su curso y que la persona que acude a consulta pueda elaborar recursos propios.
Desde enfoques psicodinámicos, estaríamos hablando de la transferencia y contratransferencia; de cómo los deseos, las defensas y las fantasías que la persona porta se trasladan (de forma inconsciente) al espacio terapéutico y se proyectan sobre le terapeuta. Y viceversa.
Por ello, la supervisión de casos se convierte en una herramienta muy importante. Permite generar conciencia sobre los aspectos que cada proceso terapéutico nos suscitan como terapeutas (además de valorar la adecuación o no de determinadas técnicas). Poder abordar lo que nos inquieta y que quizás habla también de nosotres, para que dentro de lo posible podamos mantener una posición terapéutica y colocarnos al lado del usuarie.
Tanto si trabajas en consulta de psicología como si realizas programas de intervención comunitaria y/o educativa (con adultos o menores), puedes solicitar asesoramiento y/o supervisión. Desde ahí, podemos analizar y evaluar el caso y la intervención desde la mirada sistémico-relacional.